En velero por las Vírgenes Británicas.(1ª parte)
Sol, viento, competición y el placer de ganar a un amigo. Así es una regata. Lejos de las grandes pruebas, como la Vuelta al Mundo o la Copa América, cada año son más los aficionados que deciden tomarse unos días libres y “chartear”, un barco para regatear en las que se consideran, posiblemente, “las mejores aguas del caribe para navegar”. Las islas Vírgenes Británicas son un destino tan único, como diferente… Si Richard Branson o los Rockefeller mantienen sus pequeñas islas privadas en estos mares, será por algo…
Los viejos piratas sabían lo que hacían cuando escogieron las Islas Vírgenes como refugio y escondite definitivo para sus tesoros. Las BVI, como dicen los iniciados, entre el Atlántico Norte y el Caribe, tienen todavía hoy la aureola de “Islas del Tesoro”.
Los antiguos navegantes decían que era “un sitio para ir a cualquier parte.”
Después de décadas olvidadas, han descubierto que su mejor patrimonio son sus aguas cristalinas, un paraíso para navegar o bucear. Detrás de estos eventos deportivos, no sólo está el placer de participar en una competición sino para conocer aquellos islotes remotos, de aspecto paradisíacos que en los siglos XVI y XVII sirvieron de refugio a los piratas y bucaneros que alimentan las leyendas locales sobre tesoros increíbles escondidos en estos parajes. De hecho, dicen que fue una de las islas vírgenes, la isla Norman, el lugar que inspiró a Robert L. Stevenson para escribir su novela “La Isla del Tesoro”, y muchos dicen que las escenas de “Piratas del Caribe” tratan de tener un transfondo histórico de cómo era la vida cotidiana en estas islas.
Poco tienen que ver los modernos catamaranes o monocascos que Aproache alquila en BVI y que atracan en las marinas de Tórtola o Virgin Gorda, con los galeones corsarios de la edad de oro de la piratería clásica. Cómodos camarotes, gran surtido de comida, sofisticados sistema de comunicación y una ilimitada capacidad de disfrute, frente a las incómodas hamacas, una salvaje disciplina y días enteros en alta mar… Hoy, en la marina todo es muy distinto, desayuno generoso en frutas, ambiente selecto y toda clase de caprichos para los amigos de la buena vida.
Cuando partimos de la isla de Tórtola, por el canal de Sir Francis Drake se entiende mejor donde estamos. Es uno de esos lugares que parecen existir sólo en las postales. Las aguas absolutamente transparentes, bajo unos increíbles cielos azules, manchados por unas nubes, que anuncian tormentas en la tarde. En definitiva, Caribe en estado puro.
El lugar no ha sido elegido al azar: además de su belleza, los mares de las Islas Vírgenes, en el Caribe, presentan grandesfacilidades en la navegación, con buenos fondeos, casi todos con opción de “coger muerto” y dormir tranquilos, con buenos vientos, pero sin excesos 10-15 nudos, sin oleaje y con buena infraestructura en algunas de sus islas, en particular en las bases de Tórtola y Virgin Gorda.
Las ventajas son evidentes: fácil aprovisionamiento de agua, excelente facilidad para cenas en tierra en algunos de los lujosos restaurantes de la zona y numerosas opciones de ocio. Nuestra ventaja es que podemos disfrutar de cada uno de estos lugares, navegando y disfrutando de las escalas y fondeos, y además siempre es divertido participar con cinco pequeñas regatas que nos han servido también para ir de isla a isla. Aproache organiza esta Fun Regata en Tortola desde el año 2007. tambien es posible apuntarse a una de las flotillas que Aproache ofrece en las islas virgenes o alquilar un catamaran o un velero de cualquier eslora.
Desde el catamaran Anfitrión, se marcan las salidas y los puntos de llegada. Los vencedores de la edición anterior parecen este año más relajados, y más de uno ha estado entrenando con su equipo en aguas del Mediterráneo. Por supuesto, no falta el ideólogo, auténtico profesional del gin-tonic, que mide sus “bajadas” a tierra por el “estudio del mundo pirata by night”… Y por supuesto, no falta el amargo sabor de la derrota, con las justificaciones tecnológicas para merecer ese último puesto…
En seis días de navegación, cada día guarda una sorpresa. El recorrido nos ha llevado por Cooper Island, Peter Island o Norman Island. Cada lugar guarda sus atractivos.
Calas fantásticas para una barbacoa de marisco, amaneceres en playas salvajes donde el “snorkeling” es una obligación y la sensación de ser mecido en nuestra cama por una mano mágica. Incluso no falta ese tramo de tormenta, donde llueve con emoción, con pasión y crea la sensación de estar haciendo algo importante. Esa noche nos parece más merecida una piña colada como aperitivo y una langosta que al cocinero se le ha pasado del punto… Exotismo, reggae, fiesta, deporte.., aquí hay de todo.
Norman Island es la isla más legendaria del archipiélago, en la que dicen que realmente se esconden los mayores tesoros. Para los aficionados al submarinismo es conocida por sus cuatro cuevas, magníficas para hallar otro tipo de tesoros submarinos: los de la naturaleza. Otra de las aventuras imprescindibles en la isla es acercarse al William Trotón, un buque velero de 1915 convertido en restaurante y anclado en el sudeste de The Bight, donde se pueden escuchar apasionantes relatos marineros mientras comemos. Después, unos cócteles caribeños en el Pirates Bight, ponen el punto perfecto para sentirnos otra clase de piratas.
Posiblemente uno de los puntos más atractivos es llegar a la isla de Anegada, famosa por los barcos encallados en sus bancos de arena.(Arrecifes de Coral) La isla también es famosa por ser un santuario de aves de 4.5 km2 de superficie, famoso también por su flora salvaje. Aquí se encuentran los últimos ejemplares de iguana de roca, en peligro de extinción, que pueden medir hasta 1,5 metros de longitud.
La parte lujosa siempre recae como Necker Island, la isla privada de Richard Branson, convertida en hotel de lujo y que también sirve de refugio para Elisabeth, el yate de su propiedad que puede ser alquilado en España a través de Aproache, la empresa española que da toda clase de servicios de charter de veleros y catamaranes con y sin tripulacion en la zona.
Otro sitio perfecto para entender el nuevo turismo en la zona es Guana Island con su fantástico hotel y su playa privada. Para el “marinero” poco experimentado, lo mejor es la gran variedad de paisajes. Spanish Town (“THE BATHS”) , en Virgin Gorda, sorprende por sus formaciones rocosas;
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