Rodas, la más grande de las islas del Dodecaneso, es considerada la capital de este punto estratégico entre Occidente y Oriente. Próximas a la costa turca, estas islas han sido ocupadas por cruzados, turcos, italianos en distintas épocas pero durante largos periodos. Bien conectada por aire y por mar con Atenas, su puerto Mandraki es el punto de partida para navegar con un velero, catamarán, yate a motor o el tradicional motovelero (como una goleta turca) denominado “caique”, con rumbo a las cercanas y poco conocidas islas de esta zona. El amurallado casco antiguo de Rodas merece una visita. El resto de la isla lo forman largas playas de arena a excepción de Lindos que – a unas 20 millas al sur- que es un bello fondeo a los pies del pintoresco pueblo de casas inmaculadamente blancas y calles empedradas.
Hacia el norte, a unas 18/20 millas encontramos una de las islas más preciosas del Dodecaneso: Simi; de hecho emerge a pocos metros de la costa turca. En el sur de la isla la espectacular bahía y excelente resguardo de Panormittis y en el norte la capital que tienen un encanto especial: su paseo y casas señoriales con tejados de tejas que “forran” las montañas nos muestran la inequívoca influencia italiana.
Tilos, una de las menos visitadas islas de la zona- dispone del fondeo de Eristou, en el sur y de la capital en el N: Livadhia. La volcánica Nisiros vale la pena una visita para visitar el extinguido cráter.
Buenos días Gioaquino y equipo de Aproache. Hemos llegado de nuestra excursión por la costa Amalfitana y es el momento de las valoraciones del viaje, así que quiero haceros participes de lo bien que salió todo pero fundamentalmente de la parte que mas os afecta a vosotros, el barco. Ha sido una buena elección y el comportamiento y estado del mismo, muy bueno. Tus recomendaciones en cuanto a puertos, fondeaderos, etc nos han sido de gran utilidad, hicimos noche en Capri, Agropoli, Acciaroli, Cetara y Amalfi (2) con visitas a otros pueblos como Positano, Rabelo,… Toda la zona muy recomendable para visitar y conocer desde el mar.
Un abrazo
Rogelio