Córcega bien merece su apelativo de “costa de la belleza”. Pocas costas del Mediterráneo ofrecen unos paisajes tan atractivos y variados. Desde los acantilados abruptos y estriados por la erosión en las bocas de Bonifacio a las rocas rojas de los promontorios del golfo de Porto, que se sumergen en picado en el mar, se contraponen las largas playas de arena del golfo de Valinco y de las bahías de Calvi. La costa está jalonada de antiguas torres de vigilancia que servían para dar la alerta de la proximidad de piratas. Deseada y ocupada por griegos y romanos que han dejado sus huellas visibles en los innumerables restos de ruinas en toda la isla. A los largo de las costa podemos encontrar pequeñas calas que tan solo son accesibles por mar.
Para hacer el rodeo completo de la isla es necesario el alquiler de un velero o catamarán durante dos semanas como mínimo y hacerlo en el sentido de las agujas del reloj para poder así estar a resguardo en la costa oriental de los vientos del SW.
En las bocas de Bonifacio, el viento se canaliza por efecto de venturi entre las islas de Córcega y Cerdeña, llegando algunas veces a fuerza 10 lo que nos obliga a estar a menudo al día de la previsión de meteorología. Las bocas de Bonifacio son de obligada visita al igual que las grandes rocas redondeadas por la erosión de las islas Lavezzi. El principal y más concurrido punto de recalada es el de Cala Lazarina aunque las pequeñas calas de los alrededores no son tan frecuentadas. La isla de Cavallo es muy similar e incluso es posible acercarnos a las islas italianas de Budeli que recuerdan a un lagoon polinesio. La costa este de Córcega, puede ser un punto de partida para visitar la isla de Elba y costa de poniente italiana de Toscana.
Buenos días Aldhara.
Ya estamos de vuelta de Grecia. Solamente darte las gracias porque como siempre todo salió a la perfeccion, el barco, el puerto basé y la compañía de charter griega .Muchas gracias otra vez por tu trabajo y hablamos para el barco del año que viene.
Saludos.
Leticia