Travesía del Atlántico 6ª parte , último capitulo

DIARIO TRAVESÍA ATLÁNTICO 2014

St.Thomas (Virgin Islands)-Sao Miguel (Islas Azores) 2 de Mayo al 21 de Mayo de 2014

Travesía del atlantico-Sábado día 17 de mayo A las 1500h l 34º 36,5’N  L 38º 13,6W  Rv: 65º

La mañana sigue con buen viento de ceñida, salvo el compañero de guardia, el resto hemos estado haciendo inventario de provisiones y agua para elaborar los menús para el resto de días de travesía, siempre dejando un stock por si se alarga la travesía, lo que llamamos un “respeto de provisiones”.
En un barco la creatividad es necesaria para sacar el máximo partido a cualquier circunstancia, no tienes los recursos ni los materiales de que dispones en tierra, pero son muchos los pequeños detalles, que con ganas y un poco de ingenio, hacen tu vida a bordo mucho más placentera.
En el barco hay tiempo libre, pero no tanto como inicialmente imaginaba, entre guardias, cocina y trimado de velas las horas pasan volando. De todos modos siempre tenemos algún rato libre en el que podemos dedicarnos a leer, conversar con los compañeros o investigar los entresijos del Zulú.
Hoy a Gisela y a mi nos ha vuelto a tocar la guardia difícil, la de las 0200h de la mañana. Nuestras guardias transcurren últimamente casi siempre en silencio, cada uno disfrutando de cada minuto que pasamos en contacto con el Atlántico, con las incontables estrellas que nos saludan en las noches despejadas o en compañía de la luna, cada día más bella y sorprendente con sus creativas formas entre las nubes.
Estamos todos muy cansados físicamente y el sueño es el principal enemigo en la navegación nocturna, por muy acostumbrados que estemos siempre es duro luchar contra él. Me comentó un amigo patrón, muy curtido en travesías transatlánticas en solitario, que por la noche siempre navegaba atado con arnés, el radar con alarma de aproximación programada y la alarma de su teléfono cada 20 minutos.

Pensamiento del día: Conoce tus límites y no te confíes.

Travesía del atlántico-Domingo día 18 de mayo A las 1500h l 35º 29,5’N  L 35º 14,7‘W  Rv: 72º
Familias de delfines

Hoy ha amanecido una hora antes de lo habitual, sobre las 0400 de la mañana ya se dejaban ver los primeros rayos del sol combinados con chubascos, pero al mediodía, a 480 millas náuticas de San Miguel, ya se nota el anticiclón de las Azores, el mar con poca ola y el cielo despejado de esas variopintas nubes que nos han acompañado durante los días anteriores. Volvemos a cambiar la hora de bitácora y adelantamos una hora nuestros relojes, ya solo nos separan dos horas de la hora local en España.

Todo el día nos han estado visitando familias de delfines, se aproximaban a la proa de Zulú para jugar con ella y rascarse con nuestro casco, como de costumbre toda la tripulación se dirige a la proa para sacar fotos y videos, creo que no nos cansaremos nunca de agradecer la visita de estos amigos del mar, rompen la monotonía de la travesía y dan un toque distinto a nuestro quehacer diario.
Ampa y Jorge se han oficialmente convertido en unos panaderos profesionales, hacen pan con pasta de pizza, con harina y aceite, y creo que con cualquier cosa que encuentran en la despensa del Zulú. Todos les estamos agradecidos, hoy han improvisado unos crepes impresionantes con miel para el desayuno y un pan de baguete para la cena. El inconfundible olor a pan recién hecho invade cada rincón del barco, un verdadero lujo.
El anticiclón está sobre nosotros, el poco de viento que tenemos nos entra por la proa del Zulú y no tiene pinta de mejorar, nos vemos forzados a navegar a motor otra vez limitando las revoluciones. No somos capaces de subir de 5,5 nudos la velocidad del barco.

A las 2400h estamos a unas 450 millas de San Miguel, en condiciones normales serían 3 días de navegación, ETA (tiempo estimado de llegada) sobre las 2400 h del miércoles 21 de mayo, si no podemos mejorar nuestra velocidad de crucero subir hasta 6 nudos, no llegaremos antes de las 1200 del jueves 22.

Pensamiento del Día: Las dificultades unen a las personas y los buenos ratitos también.

Travesía del atlántico-Lunes día 19 de mayo  a las 1500h l 36º 13,0’N L 32º 44,4‘W  Rv: 73º
Tranquilidad

Hoy ha sido un día de calma y tranquilidad a poco más de 300 millas de nuestro destino navegamos a motor con algo de mar de proa, estamos haciendo una media de unos 6 nudos.

La mañana la hemos dedicado a hacer reparaciones en el barco, Jorge y yo hemos estado reparando un asiento de uno de los bancos de la cocina, la verdad es que nos lo hemos tomado con calma y ha quedado bastante bien, había que colocar de nuevo las bisagras que se habían soltado de tanto abrir y cerrar.

Nuestra travesía está llegando a su fin y todos empezamos a pensar en lo que nos espera a nuestro regreso a la vida cotidiana. Estimamos llegar a puerto el jueves día 21 por la mañana, Pepa y Jorge ya se han reservado los billetes de avión de San Miguel a Madrid para ese día por la tarde, les he dicho Diego que quizás se han precipitado, ya que no sabemos a qué hora llegaremos. Con mala mar nos podríamos retrasar.
Después de más de dos semanas en el Atlántico, sin más contacto con la civilización que nuestros 6 compañeros, se empieza a echar de menos a las personas, no echamos de menos las comodidades de nuestras casas o la alimentación, pero sí nuestros hijos, padres, hermanos y amigos. Se nota esos momentos de melancolía en el tono de nuestras conversaciones, donde cada vez más a menudo hablamos de anécdotas de nuestro seres queridos y también en lo que vamos a hacer cuando lleguemos a tierra.
Creo que esta travesía nos ha enseñado muchas cosas, una de ellas y muy importante, es valorar a nuestros seres queridos.
Está siendo un día muy nublado, el color plomizo predomina en cubierta. Luego de comer estamos todos muy relajados, dormitando, leyendo o haciendo la siesta. No tenemos prisa en llegar a ningún sitio, estamos aquí en medio del océano y nuestra única preocupación es vivir el momento.

Pensamiento del Día: “Carpe Diem, me dejo llevar, fluir.”

Martes día 20 de mayo A las 1500h l 36º 54,7’N  L 29º 26,4‘W  Rv: 75º
Nubes y pájaros

Hoy me ha sorprendido el amanecer de guardia, a las 0430h de la mañana, ha sido un amanecer tímido, unos cuantos rayos de sol que se abrían paso en tres un cielo de color gris repleto de nubes.

El viento ha jugado con nosotros durante toda la mañana, entre 10 y 27 nudos con rachas continuas. Con un viento así es muy difícil trimar, sacas vela y recoges vela casi constantemente. Hemos navegado con mayor rizada y yanqui, también rizado, ya que para este tipo de viento de ceñida rabiosa tiene mejor desempeño que el génova.
Sobre las 0011h, Diego y yo, agotados mental y físicamente de pelear con Eolo, hemos decidido recoger toda la mayor, poner algo de motor y dejar el yanqui rizado. Con una velocidad de embarcación cerca de los 7,5 nudos vamos ganando millas hacia la Isla de San Miguel con una escora soportable.
Se nota que vamos acercándonos a tierra, cada vez son más los pájaros que vienen a visitarnos al Zulú. Los hay de todos los tamaños y colores, nos preguntamos todos a dónde se dirigen y cómo pueden sobrevivir en mar abierto.
El mar sigue caprichoso, rociones, olas y corriente. Nos habría gustado un poco de sol para animar los últimos días de travesía pero no ha podido ser, quizás mañana.
En San Miguel acabará esta increíble travesía para Ampa, Gisela, Jorge, Pepa, y para mi. Arturo continua hasta Alicante.
Os recomiendo que si estáis pensando en cruzar el Atlántico en un barco por etapas, o con salida y destino en diferentes puertos, chequeéis antes los precios de los aviones de vuelta a casa y lo tengáis en cuenta para decidir que puerto de destino final.
El atardecer ha sido espectacular, el sol se ha despedido con fuerza, una pareja de delfines han venido a darnos las buenas noches. Qué presumidos y juguetones son estos animales. Realmente entrañables.
Hemos cenado a las 1900h, parece que la noche va a ser larga y la intensidad del viento va a ir en aumento, coloquialmente la gente del mar decimos que vamos a tener “castaña”, así que nada más cenar hemos preparado las velas para una noche complicada, mínimo trapo y ayudados por el motor.
Ya se empiezan a ver caras de pena entre la tripulación, mentalmente ya estamos todos pensando en la vuelta a la normalidad de nuestras vidas. Si no tenemos imprevistos mañana llegaremos a Sao Miguel y acabará esta increíble aventura.

Pensamiento del día: “El Ying y el Yang, sin un final no habría un principio, sin la tristeza no existiría la alegría”.

Travesía del atlántico-Miércoles día 21 de mayo A las 1500h l 37º 39,1’N L 26º 01,1‘W Rv: 77º
Sao Miguel (Islas Azores)

El mar está más bravo que de costumbre, seguimos navegando con poco trapo en el yanqui, sin mayor y el motor a 1400 rpm, ya estamos muy cerca de tierra y Diego está echando la casa por la ventana, subimos revoluciones de motor sin problemas.

Las olas nos vienen de proa y superan los 4 metros, pasan por encima de nuestras cabezas con bastante frecuencia y rompen en popa, no lo habíamos visto en la vida. No hay riesgo para nosotros ya que el Zulú es un barco muy sólido y con un antirociones y bimini grande que nos permite protegernos bastante bien, de todos modos, siempre sale alguien mojado más de la cuenta. Sinceramente, al enrolarme en esta travesía esperaba más días duros, la méteo y el estado de la mar han sido muy benevolentes con nosotros.
El vaivén de las olas es tremendo y casi toda la tripulación ha caído mareada, para estos casos lo que nos ha funcionado muy bien es el aire de cubierta, las zonas donde menos se suelen marear los tripulantes es en crujía o en la caña mirando a lo lejos en el horizonte, como no teníamos fruta ni pan se han repartido equitativamente entre los perjudicados los restos de una bolsa de prezzels, esos snacks con forma de aro trenzado, que quedaba de reserva en el tambucho de los aperitivos.

La mañana sigue sin novedad, avistamos tierra a las 13,15h, la isla de Sao Miguel se presenta ante nosotros con toda su fuerza, el día ha despejado y podemos divisar claramente su orografía. Ampa y yo estábamos en la cocina preparando un pollo a la cerveza al horno cuando oímos a Arturo decir a todo pulmón; “tierra a la vista”,
toda la tripulación ha subido rápidamente a la bañera para ver en primera persona la silueta de la isla que pondrá fin a nuestra aventura.

Por la tarde me toca guardia, Ampa me acompaña hablando de nuestras cosas mientras toda la tripulación está dedicada a preparar el equipaje.

Jorge consigue cobertura en su teléfono móvil y empieza a llamar a todo el mundo dándole la buena nueva; “ya estamos casi en las Azores, estamos viendo San Miguel”, dice con gran emoción.

Llegamos a la Marina de Punta Delgada en la Isla de San Miguel 1800h, llamamos por radio a marinería para que nos indicaran el número de nuestro atraque pero no había nadie de servicio, tampoco estaba operativo la oficina de aduanas, fiscal o inmigración. Tras esperar un buen rato a la entrada del puerto, decidimos atracar en un sitio libre que encontramos en la marina, por cierto bastante descuidada con muchas embarcaciones fuera de servicio. Como no podíamos ver el reloj de sonda al tener dañada la pantalla, me dirigí a la proa del barco para avisar a Diego de algún bajo en nuestra derrota.
Muy despacio y con mucho cuidado nos acercamos a un pantalán que estaba libre, hemos llegado a nuestro destino.Nuestra gran aventura había llegado a su fin.
Fuimos todos a las duchas sorteando los excrementos de las gaviotas que acampaban a su aire por los pantalanes. La verdad es que la marina está muy dejada. Nos supo a gloria poder tomar una ducha en tierra firme.

Diego había quedado para cenar todos juntos con Daniel, Xavier y Melchor, los nuevos tripulantes del Zulú, que iban a hacer la travesía desde Azores a Alicante, a las 2100h en el restaurante Mariserra. Melchor es un amigo y compañero de la universidad de Diego, marino mercante que trabaja la temporada de verano en una goleta en Formentera, un profesional con muy buena actitud y que estoy seguro será de gran ayuda a Diego en lo que queda de singladura. Daniel es una persona muy afable, navega a vela desde hace años, tiene un barco con su padre en Castellón y parece que tiene mucha experiencia, conoce bien la vida a bordo y será un complemento excepcional. Xavier es un empresario catalán que quiere cruzar el estrecho, su experiencia en navegación es limitada y tendrá que hacer un esfuerzo por acoplarse al resto de la tripulación en poco tiempo.

Todos juntos nos reunimos en el restaurante a la hora prevista y disfrutamos de un buen bacalao con patata asada al estilo portugués. Celebramos la travesía con unas botellas de vino local y unos chupitos de aguardiente, a las 2300h  estábamos todos en nuestros camarotes dispuestos a disfrutar de un merecido descanso.

Pensamiento del día: “ Qué importante es ser resolutivo, saber improvisar y buscar soluciones de donde aparentemente no las hay”.

III. REFLEXIÓN FINAL SOBRE LA TRAVESÍA

Esta experiencia ha puesto a prueba nuestra pericia como marinos y también como personas. Los momentos de alegría y las dificultades unen a las personas y hemos tenido de todo tipo, hemos conseguido hacer un gran equipo de personas con perfiles muy diferentes, la diferencia, la diversidad y la tolerancia marca la diferencia en los equipos y es uno de los factores que los convierte en equipos de alto rendimiento.
Los miedos iniciales se disiparon y nos acostumbramos a la vida a bordo muy rápidamente, los peligros estaban allí pero nunca nos sentimos en riesgo. Ha sido una experiencia inolvidable.
Hace solo un par de días que abandonamos el Zulu y volvimos a nuestras vidas, no se si volveremos a ver a nuestros compañeros de tripulación, pero os aseguro que ya echamos de menos ese ambiente y estilo de vida que nos ha acompañado durante 22 días.

Texto de Tony Climent

 

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