A primera hora salimos a hacer la compra porque las provisiones empiezan a escasear y de paso aprovechamos para comprar algunos regalos.
No puedo resistir el capricho y me compro un bikini que además de bonito es muy económico ( 50 reales, unos 15 euros ).
Hace bastante calor, nos cuenta Hipólito que en Noviembre llegaron a los 45º. Las calles están repletas de gente, los niños ya están de vacaciones, no volverán al colegio hasta pasado el carnaval de Febrero.
Tras estibar la compra y repostar agua salimos a navegar por la zona cercana a Paraty. Hay miles de islitas a lo largo de esta parte de la costa de Brasil , nuestra máxima preocupación esta soleada mañana será ir eligiendo calas para fondear un rato, el tiempo justo para darnos un baño y quedarnos contemplando el maravilloso paisaje mientras suena el CD que pájaros, chicharras y demás fauna local han puesto de moda este mes en nuestro catamaran.
Nos cruzamos algún velero y algun catamaran que son de alquiler y charter como el nuestro y alguna escuna con turistas, las escunas son barco de madera parecidos a las goletas turcas . A lo largo de la costa se ven casas de madera, rodeadas de plantas y flores.
Después de comer ponemos rumbo suroeste, hacia el Saco de Mamanguá, pasamos por la Isla del Algodón.
Llegamos a una bahía cerrada, un brazo de mar que se desliza entre dos lenguas de tierra. En esta zona desembocan varios ríos, el Iiró, el Caiuen, el Turuâo. A lo lejos se ven dos picos altos, el Monte Pan de Azucar y el Pico da Cajaiba.
En la entrada de la bahía hay dos pequeñas islas, la Pequeña y la Grande. Una vez más somos el único barco fondeado en medio de esta enormidad tropical Brasileña.
Salimos remando con el dinghy para no hacer ruido y así poder ver y oir a los pájaros. Después de un buen recorrido a lo largo de la costa de selva tropical nos adentramos en la zona de manglares, en la confluencia de uno de los ríos con el mar.
Es sobrecogedor, el manglar acoge cientos de seres vivos, vegetales y animales. Está sembrado de palitos que sobresalen del agua como el gigantesco tapiz de un faquir.
Un pescador faena en su pequeña barca de madera, le acompañan sus dos hijos el pequeño tendrá unos tres años. Los dos observan atentos cómo su padre lanza las redes en estas aguas poco profundas y de fondo fangoso. A cada rato saltan peces, la actividad es muy intensa a estas horas cercanas al atardecer. Los cangrejos rojos del manglar reposan en las raíces de los árboles, impasibles ante nuestra curiosa mirada. Cientos de aves surcan el cielo. El sol se ha ocultado entre las nubes y así el manglar se nos muestra más misterioso, mágico. Es maravilloso aunque parece difícil sobrevivir aquí …un lugar donde la naturaleza es apabullante. Interrumpe nuestro paseo el acoso de unos pequeños tabanillos que por pequeños no dejan de picar como si fueran enormes.
Cuando llegamos al barco empieza a lloviznar. Cambiamos el fondeo, repetiremos el de la Isla Cotia donde encontramos el banco de dólares, pero en otro lugar a unas dos millas, en el extremo opuesto de la bahía.
La noche está muy bonita, hoy suena el CD del silencio, apenas oigo ruidos aunque la selva rumorea, nunca calla.
El plancton fosforescente ilumina el agua y como no podía faltar en estas fechas, en la montaña que hay en frente de nosotros tenemos un gigantesco árbol de navidad con lucecitas intermitentes, cortesía de nuestras amigas las luciérnagas. Maravillosa la navegacion en velero y catamaran en Brasil .
El sol brilla con fuerza y el cielo azulísimo se ha desecho de las nubes de ayer. Nuestra amigas las golondrinas revolotean alrededor del barco, supongo que están valorando el hacer otro nido aquí aunque ya saben que somos poco fiables…
Navegamos a vela con rumbo norte, hacia la isla del Cedro. Vamos dejando atrás muchas islas: isla de Rapade, isla de Araujo, isla de las Palmas… Esto es un paraiso para navegar a vela en catamaran o en velero
La isla del Cedro queda cerca de la desembocadura del río Taquari.
Hemos dado con el lugar perfecto, fondeamos entre montañas, en frente de una de las tres playas que tiene la isla. Cerca de la orilla hay unos pescadores en sus barcas. Una familia de tortugas pasa el día nadando cerca de nuestro catamaran . Salimos en dinghy hacia otra playa que tiene un chiringuito, el Dadita. La dueña se sienta con nosotros a charlar mientras tomamos una cerveza, quedamos con ella para que nos prepare la cena. Nos cuenta que después del día 25 llegarán muchos turistas a toda la zona para pasar las vacaciones de Navidad. Nosotros hemos tenido suerte porque seguimos gozando de un nuevo fondeo en solitario.
Pasamos el resto del día disfrutando del agua cálida y del sol de Brasil.
Al atardecer salimos hacia el Dadita y desde allí veremos la puesta de un enorme sol que lentamente se zambulle en estas plácidas aguas y mientras desciende va encendiendo los colores de la arena, de la selva, de las barcas que se mecen en el agua hasta que el cielo se oscurece y ya sólo quedan los contraluces que dan paso a la noche.
Unos pescadores cantan en la orilla mientras otro toca la guitarra, las chicharras se empeñan en hacer los coros pero el resultado final es fantástico.
Cae el sol en Brasil, el mundo se va a apagar. La selva se oye viva, el mar lame las barcas fondeadas en la orilla, las golondrinas vuelven a casa y la guitarra nos acurruca con sus lánguidos acordes en uno de los lugares más bellos del planeta.
Un pescador lleva un ramillete, es hierba Santa María que según nos cuenta es muy eficaz contra la inflamación y el dolor de estómago.
Cenamos camarào y corvina acompañado de unas caipis.La luna está creciente, en forma de “C”, que aquí “no es mentirosa”, el cielo está repleto de estrellas.
Antes de irnos intercambiamos unos regalos con la dueña, ella nos obsequia con unas bonitas conchas y nosotros le damos una bandera de Aproache, que ya ondea en los mejores chiringuitos del mundo. Allí donde veas una lo pasarás siempre en grande… garantizado.
La vuelta
Antes de zarpar rumbo Este intentamos comprar unos camarao a unos pescadores pero no les quedan… lástima. Vamos camino de la Ilha Itanhangá, paramos a bañarnos en la Ilha Pelada Pequeña, cerca queda la Ilha Pelada Grande donde vemos varios chiringuitos en la playa. Pasamos delante de Ilha Araraquara y del Rochedo San Pedro que está repleto de pájaros. A media mañana llegamos a Isha Sandri y entramosa fondear en la Bahía de Ribera. En cuanto nos ve, se acerca desde la playa el “mismísimo” Papá Nöel (muy jovencito, por cierto) remando en una minúscula barquita de madera para ofrecernos todas las delicias culinarias del chiringuito que su padre regenta en la playa. Hay pocos barcos fondeados en la bahía, al lado del nuestro hay un velero donde navega en solitario un hombre de mediana edad que se acerca a charlar en su dinghy. Es de Río y nos cuenta que viene en busca de la tranquilidad de estas islas, que en pocos días se verá alterada por la afluencia masiva de brasileños para pasar sus vacaciones de verano-navidad.
Tras la comida salimos hacia la Ilha da Gipoia. Por el aspecto de las casas que se ven debe ser la zona donde los brasileños adinerados tienen su segunda residencia. Son gigantescas mansiones con su propio embarcadero, las casas apenas se vislumbran entre tanta vegetación selvática y flores, rodeadas de hermosas praderas de césped esmeradamente cuidado por un batallón de jardineros.Visto desde el barco esto parece la portada del Town & Country. Finalmente fondeamos en frente de la isla, en el continente.
Es nuestra última noche a bordo, mañana salimos para Río.En Río pasamos tan sólo un día acompañados por el bueno de César que nos llevó a conocer los lugares más emblematicos de la ciudad, lo justo para comprender porqué la llaman “ciudad maravillosa”… pero eso es otra historia.
Atrás dejamos este pequeñísimo trocito de uno de los países más grandes del planeta. Echaré de menos los árboles de navidad-luciérnaga, las chicharras-CD, los manglares misteriosos…. Feliz navidad desde la selva.
Si quieres alquilar un barco , velero o catamaran en Brasil no dudes en llamar a Aproache , ellos me llevaron a hacer el reportaje y conocen la zona como nadie.
Carmen Hernandez Perez
Guia Practica.
Como llegar
Iberia , Air Europa , Air Madrid , Spanair vuelan desde España a precios muy razonables.
Base.
Angra do Rei está situada a 1 hora y media del aeropuerto de rio. El transfer para 8 personas tiene un coste aproximado de 100 Usd
Idioma.
Portugues. Es muy sencillo entenderse en español en cualquier lugar. La gente es muy simpatica y muy abierta
Gastronomia
En esta zona es muy tipico la Moqueca , que es algo asi como la caldereta , la hay de diferentes cosas pero la mas tipica es de Camarao , gamba grande. Esta deliciosa , tambien muy recomedable la carne en algunos lugares. Pescado de calidad y fantasticas frutas.
Epòca ideal
La mejor epoca para navegar en esta zona es de Noviembre hasta mayo , con temperaturas de 28 a 35 grados. La temperatura del agua esta en torno alos 27 grados durante esta epoca.
Es conveniente aprovechar el viaje y quedarse al menos 2 dias en Rio de Janeiro , esta ciudad es unica en el mundo , sin duda.
Como organizar el Viaje.
Aproache se encarga de todo , dispone de buenos barcos en la zona y conocen perfectamente el recorrido por lo que nos pueden asesorar de los mejores fondeaderos ,restaurantes , precios aproximados , ruta , etc..
Aproache Madrid 91 5913452 comercial@aproache.com
Aproache Barcelona 93 2250266 kouk@aproache.com
Mas informacion de este y otros destinos en www.aproache.com
C/ Antonio Flores 1 28004 Madrid
+34 91 591 34 52
C/ Calabria 160 08015 Barcelona
+34 93 225 02 66
© Copyright 2018 Aproache | Aviso Legal | Política de protección de datos
Esta web utiliza cookies. Si sigues navegando entendemos que aceptas las condiciones de uso.