Poros está separado del continente por apenas 400 mts de agua. La parte del sur es la que cuenta con más calas, fondeos y donde está ubicada su capital. Bulliciosa, con cafés y restaurantes en el paseo principal  y que a su vez alberga el peculiar mercado municipal. Siguiendo al sur encontramos Hydra; isla de gran tradición marinera, que conserva preciosas casas señoriales del siglo XVIII. Contemplar como amarran (y sobre todo desamarran) en su único puerto  los distintos veleros, yates a motor, catamaranes o caiques, es un “espectáculo” que no deja indiferente a ningún navegante. Isla de obligada visita.

En el continente el “perdido” pueblo de Ermioni nos ofrece un buen puerto de recalada, donde el escaso turismo que lo visita es nacional.

Rumbo a Spetses, la isla deshabitada de Dokos, podemos fondear en la bahía de Skindos al N de la isla. Si tenemos la posibilidad de alquilar un barco 2 semanas, se puede navegar a lo largo de la costa oriental del Peloponeso con impresionantes acantilados, visitando Kiparisi o Yerakás y llegar al peñón de Moneassia: mágica, sublime, que a su vez es desconocida por el turismo de masas.

Punto estratégico de muchas civilizaciones en el que aún hoy en día podemos contemplar sus vestigios bizantinos. Una incursión al golfo Argólico nos permitirá navegar hasta la majestuosa y elegante Nafplio; llego a ser la capital de Grecia donde aún se conservan casi intactas las fortalezas gemelas del promontorio.

Navegación placentera, fuera de la influencia del molesto “Meltemi” que nos permite visitar una Grecia que para muchos es desconocida.