No ha sido el azar lo que nos ha convertido en un equipo de regatistas -novatos, eso sí – sino los varios meses que llevamos entrenando en la Escuela de Regatas de Denia que nuestro skipper Joaquín dirige y donde con gran entusiasmo por nuestra parte y fe por la suya intentan hacer de nosotros un sólido grupo capaz de gobernar un barco. Tras varias regatas de prueba en España ( con buena nota para todos/as) nuestros esfuerzos se dirigen a metas más ambiciosas: la Regata de Antigua, Antigua Sailing Week , una de las más prestigiosas del mundo. Así que colgamos los bolígrafos, el ordenador, el fonendo y demás ocupaciones y en los próximos doce días seremos sólo un equipo de navegantes que harán historia … o no… pero seguro que será divertido…
En la maleta lo imprescindible: el impecable uniforme, un librito infumable sobre la reglamentación en las regatas y lo más importante: nuestros dos skipper que son los que se leen el libro y harán que todo sea fácil, incluso nos conducirán a la victoria ¿ porqué no?..
Somos 17 y nos repartiremos en dos barcos, Corail y Rosco, dos veleros Dufour de 50 pies, sin espí. Hemos alquilado los veleros con Aproache en Guadalupe . Competimos en la clase de Bareboat (charter), con otros 110 barcos.Hay además otro barco de españoles, el Piran, un oceanis 383. Viajamos hasta Guadalupe para recoger los barcos.Tras el largo viaje y después de una noche reparadora nos levantamos y como si de un ejército de hormigas se tratara comienza a desplegarse una enorme actividad para ultimar los preparativos: unos al papeleo, otros a la compra, otros a por aletas y gafas … tras estibar la enormísima compra partimos hacia Antigua para llegar el sábado a la hora del breefing.
Por el camino vamos tomando contacto con nuestro barco, se reparten las tareas para la regata: yo me conformo con hacer banda, las fotos, el vídeo y el relato, Joaquín irá a la caña, Alberto y Javier con la Génova donde les ayudan Paloma y Mar, Gabriel con las cartas y la mayor que compartirá con Teresa. Entrenamos la izada de velas, su trimado, las viradas, nos familiarizamos con drizas, escotas, puños, pajarines y demás aderezos de nuestro velero.
Hacemos el viaje en dos etapas, la primera noche fondeamos en la parte sur de Guadalupe tras 42 millas desde la base, hemos navegado a 7 nudos con viento de través, y al amanecer salimos para estar en Antigua antes de las 14h, está a unas 40 millas.
Cuando llegamos ya hay muchos barcos entrenando por los alrededores del campo de regatas, frente al English Harbour, nos unimos al multitudinario entrenamiento. Sopla mucho viento, hay olas, resulta divertido pero técnicamente poco afortunado nuestro primer ensayo. Reconozco que una sombra de duda se cierne sobre todos nosotros…
Tras el desastre fondeamos y los skipper acuden a los varios breefing que les esperan y mientras nosotros dedicamos el resto del día a los baños, el snorckel y el tapeo con unas cervezas fresquitas. Por la noche cenamos las tres tripulaciones en tierra, en uno de los puestos callejeros que tanto abundan por estas tierras donde se cocina todo a la brasa: pollo, costillas, hamburguesas… las distintas tripulaciones se reconocen por los uniformes, el cuadro se llena de colorido. Durante la cena charlo con una de Suiza, son muy amables, será porque no competimos en la misma clase…
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