Desayuno en goleta- Marzo 2020

desayuono-goleta-turquia-pan-tostadoLo reconozco, la comida que mas disfruto del día es el desayuno, me gusta tomármelo con calma, servirme varias veces sin llenar el plato, empezando por lo salado y terminando por lo dulce; todo bien regado con dos o tres tazas de café americano.
Quizá por influencia familiar (mi abuela era de New Jersey) soy de esas personas que disfrutan del Brunch los domingos y fiestas de guardar.

La primera vez que pasé unas vacaciones en goleta, fue en Turquía, soy madrugadora y me levanto temprano, normalmente suelo ser la primera en despertarme, casi muero de gusto, al levantarme y ver la mesa preparada para desayunar. Solo pude preguntar al cocinero ¿a que hora te has levantado para preparar todo esto? Él se rio, no sé si porque no me entendió o por ver mi cara de felicidad.

Había fruta, bien pelada como nos gusta a los vagos, naranjas, kiwi, plátanos y melón; los tomates de un color rojo intenso y pelados (un lujo) le hacían la competencia al pepino y a las aceitunas negras que aunque eran feas y arrugadas tenían un sabor intenso a pueblo, es de esas cosas que no puedes parar de comer; había pan recién tostado, calentito desafiándome a elegir entre la miel, la crema de cacao, las mermeladas y el aceite; había algo de embutido parecido al jamón de york (aunque de ternera o pavo) y una cazuela con una especie de salchicha recién hecha que resultó estar un poco picante; había varios tipos de queso, unos mas suaves y otros mas ácidos pero con un poco de miel se dejaron comer. Después de un zumo de naranja recién exprimido y tres tazas de café no me podía levantar de la mesa…. los otros compañeros de viaje se fueron uniendo según se fueron levantando, tres horas después seguíamos a la mesa, ese primer desayuno se quedó grabado en nuestras mentes y aunque han pasado años ya…. la imagen es tan clara como si fuera ayer.

desayuno-goleta-Turquia-fruta-peladaDespués de semejante desayuno, me puse el bañador y cual profesional del remo, como si me estuviera preparando para las Olimpiadas, me tiré dos horas en el kayack intentando quemar las miles de calorías que había tan feliz ingerido. También ayudó la natación, el snorkell y la excursión posterior a tierra. No me arrepiento, mereció la pena y aunque controlándome un poco en las cantidades repetí con gusto los días sucesivos.

No puedo evitarlo disfruto desayunando, ¡qué le vamos a hacer! Si me quieres hacer un regalo no me compres camisetas ni pañuelos, invítame a desayunar…eso sí puede, que te salga un poco más caro.

Belén G. Sáa

 

 

 

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