Había que buscar un destino que reuniera varias características: una gran oferta de pesca, playas paradisíacas, animales exóticos… en Aproache creen que Seychelles es el lugar perfecto así que hacia allí partimos con Air France vía París. Cogemos el avión de Air Seychelles de milagro y después de ocho horas de viaje llegamos a Mahé. No así nuestras maletas que se han quedado por el camino. Tras reclamar el equipaje y prometernos que llegará mañana nos equipan con un mini-neceser de supervivencia y salimos hacia la Marina donde Sunsail tiene la base, en Victoria (capital de Mahé). Por el camino, en el taxi disfrutamos de un adelanto de lo que veremos en los próximos días:vemos enormes árboles y una frondosa vegetación que cubre las montañas, palmeras, cocoteros, mangos, papayas, tamarindos, magnolios, flores de color naranja y rosa y gran cantidad de pájaros: gorriones rojos, garzas, tórtolas. Es apabullante.
Llegamos a la Marina donde nos espera el jefe de base de Sunsail, nos llevan al barco, está reluciente. Tras dejar el liviano equipaje (excepto Cuco que sí tiene la maleta) nos vamos a comer a un chiringuito cercano, pollo al curri, tiburón spicy (sabe a bacalao) y pulpo al curri (es el plato nacional de la Seychelles, delicioso), desde el bar vemos a una barracuda persiguiendo pececillos de rayas. Tras la comida toca ir de compras al centro. Victoria es una pequeña ciudad muy bulliciosa a estas horas del día. Camino del mercado veo un reloj en una placita, es una réplica del que hay en Victoria Street, en Londres, y se erigió en 1903 en memoria de la Reina Victoria.Paramos en un supermercado. Se me acerca una abuela y me pide un cigarro, se lleva dos.Negociamos con un local un cambio bueno (1 dólar = 9 rupias) y nos vamos al mercado Sir Selwyn Clarke. Es un conglomerado de puestos por donde pululan personas de muy diferentes aspectos y procedencias, muy pintoresco. Veo a dos monjas de Teresa de Calcuta comprando fruta, una musulmana con su burka compra pescado, se me acerca un paisano que quiere un cigarrito (qué manía tienen aquí con lo de pedir cigarritos ¡!) también quiere que hablemos de Dios. Le doy el cigarro pero rehúso amablemente la conversación (aún estoy algo cansada del viaje..). Un grupito de señoras con aspecto de mummy ataviadas con graciosos sombreritos de paja redondos están de charla tras la compra en el centro del mercado. Un bebé rasta con su gorrito de lana tricolor sestea plácidamente acurrucado en brazos de su rasta-mamá mientras rasta-papá vende fruta en su puesto, también veo hindú, centroafricanos y blancos de ojos claros y cabello rubio. La tan variopinta mezcolanza de gente en un sitio tan pequeño es muy chocante. Hablan criollo.
Una garza caza ágilmente las moscas posadas en el pescado, son peces enormes veo un tiburón, red snapper, atunes… Hay otro puesto muy aromático con especias, vainilla, canela, curry..otro de maravillosas y exóticas frutas: chirimollas gigantes, bananas enanas.. puestos con souvenirs..La estructura del mercado es de madera pintada con colores chillones amarillo, rojo y azul lo que todavía le da más color al entorno. La gente es muy afable, nos sonríen y preguntan de dónde somos.
Vuelta al barco a organizar la compra y una ducha antes de salir a cenar. Son las 7.30 pero ya es noche cerrada (amanece sobre las 6.30 y anochece a las 7), caminamos desde la Marina hacia Victoria.Llama la atención el silencio y la tranquilidad de las calles, no se ve a nadie, contrasta con el bullicio de esta mañana. Pasamos delante del Archivo Nacional y el Museo de Ciencias cuya entrada está flanqueada por un gigantesco cocodrilo de cemento.En el hall se ven dos enormes tortugas y unos corales junto a una ostra del tamaño de un balón de rugby.Debe ser una pequeña muestra de las joyas locales (el cocodrilo imagino que es un infiltrado).
Las casas son de estilo colonial, con hermosos jardines.
Cenamos en un restaurante del centro, el Pirate’s Arm, pollo spicy, arroz hervido, red snapper y fruit salad. muy bueno todo. Vuelta a la base, que mañana salimos.
Llegan las maletas!! Cogemos aletas, gafas y tubos, cargamos agua y preparamos curris y cañas. Antes de irnos hacemos un cambio (muy ventajoso) de dólares por rupias y salimos rumbo a la isla de Praslin, a unas 5 horas de aquí. Fondearemos en Bahíe Chevalier, en la parte NO (estamos en el monzón del SE). Durante la travesía Cuco a la caña, Javier también (a la otra), Joaquín con las cartas y yo hago fotos. Navegamos a vela y motor, vamos viendo peces voladores y grupos de pájaros que intentan pescar peces saltarines. Veo un grupo de delfines y de repente el carrete de la caña comienza a tirar… hemos pescado ¡! tira mucho, Javier recoge sedal poco a poco, le cuesta. Ya le vemos, es un atún yellow fin, precioso. Joaquín baja al dinghy para cogerlo, sonríe, Javier también. Pesa unos 12 Kg, hoy cenamos atún. Tenemos hambre así que Javier (nuestro pescador es además uno de los mejores cocineros del mundo) nos prepara un trocito de delicioso atún a la plancha. De postre plátanos enanos con sabor a limón. Miro la caña, se mueve, algo tira. Recojo sedal, es un atún pequeño de unos 2 Kg. Lo subimos al barco, unas fotos antes de soltarlo, sale pitando. Pasamos por delante de Cousin Island, santuario de pájaros y de tortugas gigantes. Está atardeciendo, el mar está lleno de nubes de pájaros que revolotean hambrientos a ras del agua en busca de algún suculento pececillo que a su vez brinca huyendo despavorido del acoso de un pez grande que a su vez picará nuestro anzuelo cerrándose así el círculo de la supervivencia… Llegamos a Praslin. Un baño antes de salir con el dinghy a explorar, el agua está calentita… Vamos hacia la playa, hay unas enormes formaciones graníticas que emergen del mar, redondotas como esculturas de Botero, por encima de ellas corren unos cangrejos hermosísimos. Vemos en el fondo transparente un grupito de sepias y algún pez mariposa. En la playa unos turistas hacen fotos a una pareja de murciélagos. La isla está repleta de exhuberante vegetación verdísima, el mar es de color esmeralda, hay cientos de aves (cormoranes, rabiorcados, gaviotas..), cuando la Naturaleza repartió sus pertenencias fue muy generosa con estas islas.. Atardece. Las últimas fotos antes de volver al barco. Los murciélagos salen a cenar (fruta). Una ducha mientras los chicos siguen afanados en la pesca, esta vez con potera, al calamar.
Cuando salgo el sol se está ocultando ya, el cielo se tiñe de malvas y naranjas, las nubes de azul cobalto, el cielo arde en mil colores… es impresionante, el mar está en calma, suena flamenco en nuestro CD.. se respira tranquilidad, la brisa es muy cálida, huele a mar. Charlamos hasta la hora de cenar. Como no pica el calamar Javier prueba con la caña y la mosca, lanza 1-2-3-4 veces y recoge –lanza-recoge, prueba con otra mosca, cambia de caña. Es increíble, qué paciencia! Le gusta mucho, a mí me tiene alucinada. Cuco prepara la barbacoa mientras Joaquín aliña el atún con lima y ajitos. Tengo hambre, son las 7.
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