Mallorca y Menorca en flotilla (2ª parte)

Amanece y comienzan los primeros baños, los más remolones esperan hasta el desayuno para ir apareciendo por cubierta.

El fondo es de arena blanca y el agua está cristalina, salimos a esnorquelear por este paraíso. Hay que vigilar siempre el lugar donde echáis el ancla porque las praderas de poseidonia están super protegidas , hay que cuidarlas  y además  si no quieres tener una multa debes evitarlas.

Desde la playa de Es trench y pasando la colonia de Sant Jordi a tan solo 5 millas llegamos a Cala Caragol, una preciosa playa virgen con frondosa vegetación. Fondeamos (lejos de las poseidonias) a 4 metros de profundidad, sobre la arena.

Desde cada barco comienzan a zambullirse nuestros amigos, improvisando una gigante reunión flotante en el mar. Charlas mientras nadamos e incursiones a tomar una dos o tres veces el aperitivo en el barco de los vecinos. Hoy comemos un delicioso arroz con boquerones  que ha preparado Pablo  con los chicos de nuestro barco. Cada año cocinan mejor.

Tras la siesta salimos hacia Cabrera. Para poder ir hay que solicitar una boya para pasar la noche , se puede hacer  21 días  antes de llegar a través de la web. Si no tienes. Boya no puedes pasar la noche allí.

Pero os aseguro que merece la pena. Es un lugar protegido donde la naturaleza se recupera y luce exhuberante, permitiéndonos contemplar las lagartijas endémicas que sestean ajenas al bullicio en las rocas. Mientras recorremos la isla y contemplamos el infinito mar azul en un horizonte de paz.

Os recomiendo acercaros hasta el Castillo de Cabrera que se alza esbelto sobre el cielo y nos susurra sus viejas historias del pasado.        También un paseo por las rutas señalizadas es perfecto para hacerlo  pronto por la mañana antes que el sol apriete.

Tras la excursión por tierra cogemos los  dinghys para ir a explorar la cueva azul. No debéis olvidar los remos y  llevaros el bidón de gasolina y el embudo porque está a 1.5 millas del fondeo.

Atardece cuando llegamos a la cueva, un lugar que no deja a nadie indiferente, porque los juegos de luces son explosivos, bellísimos, la mejor despedida de un día lleno de aventuras en esta tierra de soles inmensos.

Llegamos al barco justo cuando la luna nos da la bienvenida. Un enorme reguero de luz de luna ilumina el mar.

Las estrellas fugaces cruzan el cielo y más de uno formula su deseo especial antes de irse a dormir.

Por la mañana soplan 15 nudos de viento del noroeste lo que nos permite navegar muy bien a vela  rumbo a Cala Mondragó, aprovechamos el camino para hacer una pequeña regata entre los barcos de la flotilla, así que nuestras tripulaciones han estado muy atareadas toda la travesía.

A la llegada desembarcamos  en uno de los  chiringuitos de la cala donde una refrescante cerveza y un aperitivo matan el hambre mientras ultimamos la comida a bordo.

Por la tarde zarpamos rumbo a Porto Petro, estamos a tan solo a milla y media. Como no se puede fondear allí tenemos reservadas unas boyas de amarre a través de la web del club náutico. Porto Petro es un lugar donde encontramos preciosas casas salpicadas entre la vegetación con unas vistas privilegiadas hacia el mar, el pueblo es muy coqueto, de pescadores, con un sinfín de llauds   meciéndose en las tranquilas aguas del puerto. Hoy saldremos a cenar, tras el interminable turno de duchas y acicalamientos  la tropa está lista, los mayores tenemos. reserva en un restaurante a orillas del mar y los chicos se deciden por una pizzería cercana.

Las cenas que hacemos en tierra, los padres por un lado y los chicos por otro en  en versión low cost.

Al día siguiente zarpamos pronto, nos esperan las innumerables y maravillosas calas de la costa este de la isla.

La primera parada es Cala Mitjana. La hiedra aquí sale en estampida desde arriba del acantilado y cae 5 metros  hasta casi hundirse en  el mar. Bajamos a la pequeña playita de la cala y recorremos a nado los cortados de piedra de la cala, repletos de obladas y castañuelas.

Alguna estrella de mar sesteando en el fondo entusiasma a los más pequeños. Es una maravilla estas vacaciones en barco

Zarpamos hacia Cala Ras Arsenau, otra maravillosa cala turquesa de esta costa mallorquina. Tenemos que hacer una breve parada y entrar en Porto Colom a repostar hielo y fruta. Porto Colom es un delicioso enclave de pescadores, con casas bajitas pintadas de suaves tonos pastel que conviven en  harmonía con la naturaleza, aprovechamos para comprar  en la lonja una sepia fresquísima que luego guisaremos con sobrasada  aceite y ajito. SI tienes perejil le va perfecto.

Porto Colom es un puerto natural resguardado y el abrigo más seguro de toda la costa oeste de la isla. Su precioso faro posa coqueto mientras hacemos fotos con una luz esplendida al salir del puerto.

Sopla una ligera brisa de 10 nudos de levante, es el momento de izar las velas para navegar las 7 millas que nos separan de nuestro próximo fondeadero,  Cala barcas o Cala Varques.

Un majestuoso arco de piedra natural preside la entrada de la cala, y se va a convertir en el trampolín de los chicos, aunque finalmente solo dos valientes se atreven a lanzarse desde lo alto.

 

Decidimos pasar la noche en la cala, nuestro Dufour 51 tiene una plancha eléctrica en la popa así que nuestro capitán Joaquín nos va a preparar una receta que le enseñó su amigo Pep hace 25 años cuando era cocinero del Rafael Verdera. Ajo picado, aceite de oliva y sobrasada, la sepia cortada en trozos en la plancha y una vez hecha se añade esta salsa por encima . Para la salsa aceite en una sartén , el ajo picado , cuando este dorado añades la sobrasada y mezclas todo.  Delicioso. Regamos el festín con un blanco Mallorquín  helado, Es Blanc. Hoy nuestra cocina ha despertado alguna envidia en el resto de la flotilla. Cuando nos reunimos tras la cena aun flota en el aire el aroma de nuestro guiso.

Contiunará…