Mi primera travesia Dénia – Ibiza

No me había parado a pensar lo mayor que de repente me he hecho, hasta que me he puesto a recordar cuando navegué en barco por primera vez…

Alquilerr-Barcos-Denia-Ibiza-travesiaEn Abril del 2000 empecé a trabajar en Aproache (empresa de alquiler de barcos) casi por casualidad, estaban buscando a alguien y de repente, no se cómo, me encontré aprendiendo que era la proa de un velero, donde estaba la popa o que diferencia había con un catamarán y babor o estribor…eran términos que me sonaban a chino porque, aunque era muy viajera, y había recorrido medio mundo en mis vacaciones, nunca me había montado en un barco.

Ya me sabía la teoría, me moría de ganas de navegar, me parecía que para hacer bien mi trabajo, la experiencia de montar en barco era imprescindible, creo que Joaquín (mi jefe) tenía la misma idea, así que a la primera oportunidad me propuso hacer la travesía desde Denia a Ibiza. Había que hacer el traslado de un barco, un 43 pies para un reportaje de unos periodistas.

Salimos del puerto de Denia sobre las diez de la mañana, el día no acompañaba mucho, estaba nublado, había mucho viento y el sol no se atrevía a salir entre tanta nube. Yo era un cero a la izquierda, me preocupaba mas no caerme por la borda que ayudar en las maniobras. Se me ha olvidado mencionar que yo me mareo hasta en la noria del parque de atracciones, así que antes de zarpar me tomé varias pastillas para el mareo, por si una no era suficiente.
Fui ganando confianza, como parecía que no me mareaba, hasta me atreví a bajar a por unas cervezas, pero subí como un rayo a cubierta al notar una sensación rara, como de principio de mareo, falsa alarma.
Sentada en la bañera del velero, viendo pasar olas de dos metros, y escuchando soplar viento de 30 nudos, en mi cabeza solo podía pensar, pues si que se mueve esto, no me atrevía a decirlo en voz alta, pero pensaba que esto de la travesía sería más tranquilo, no acababa de encontrarle la gracia al tema… por increíble que parezca tardamos sólo 4 horas en llegar a San Antonio, más que navegar volamos sobre la espuma. Entre anécdotas, risas y planear la semana de navegación por Ibiza y Formentera se pasó el tiempo muy rápido.

Una vez en tierra, Joaquín confesó que la travesía había sido dura, no lo quiso decir, para no sugestionarme, hizo bien.

El recuerdo de esta travesía en particular, se me ha quedado grabado como una experiencia divertida y única. He hecho otras veces la misma travesía, en circunstancias más o menos tranquilas y en buena compañía también, pero no hemos vuelto a batir el record de velocidad.

Sigo mareándome en las norias y las montañas rusas pero en barco tengo la suerte de no haberme mareado nunca, que cosa ¿no?

Belén G. Sáa

Aproache Madrid

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