DIARIO TRAVESÍA TRANSATLÁNTICA 2014
St.Thomas (Virgin Islands)-Sao Miguel (Islas Azores) 2 de Mayo al 21 de Mayo de 2014
2372 Millas Náuticas
Siempre había querido cruzar el Atlántico a vela pero nunca me imaginaría que mi sueño se haría realidad por casualidad.
El mes de abril todos los años participamos en la regata benéfica Turkana, siempre tiene lugar en Denia (Alicante) y es organizada por Aproache y Nautica Corcho. El objetivo de este evento es recaudar fondos para colaborar con un equipo de médicos, que desde hace ya varios años se desplaza a Turkana varias veces al año para ofrecer asistencia quirúrgica y sanitaria a la población de este recóndito lugar de Kenia, como otros tantos, olvidado de la mano del hombre blanco.
Después de la regata, que más bien es un grupo de amigos que salimos juntos a navegar con un fin altruista y al que cada año se suman nuevos miembros, siempre hacemos una cena en el Restaurante Rumbo 90 de la Marina de Denia, aquella noche Joaquín, el propietario de Aproache y Kiko de Rumbo 90 y Náutica Corcho, me comentaron que estaba organizando un viaje para hacer el recorrido de vuelta desde el Caribe a las Azores en la embarcación Zulú, y que si me apuntaba. Al final nos apuntamos Ampa, mi compañera de fatigas desde hace más de 30 años, y yo.
El Atlántico se suele cruzar desde Canarias hacia el Caribe en los meses de Diciembre y Enero, cuando los vientos Alíseos son constantes, con una intensidad moderada y que habitualmente facilitan una navegación cómoda con el mar de aleta y viento portante.
En mi caso la aventura era distinta, se trataba de incorporarse a una tripulación de valientes – inconscientes, para traer al Zulú de vuelta a casa, desde el Caribe a las Azores, este recorrido es mucho más exigente, el viento es de proa, el viaje suele ser bastante incómodo y físicamente demandante para los marineros, el barco viaja escorado la mayor parte del tiempo y pegando pantocazos, que en argot marino son golpes que la proa, más concretamente el pantoque, pega contra el mar. Las olas suelen superar los 4 metros y el tiempo es inestable, frio y con borrascas, todo ello hace que la tripulación navegue mojada gran parte del tiempo y sin poder descansar bien. Leido así suena a pesadilla en el mar, pero creedme cuando os digo que es toda una aventura que todo amante del mar debería realizar al menos una vez en la vida. Hay que saber donde te metes, ya que la travesía no suele bajar de los 18 o 20 días.
Como suele decir la gente de la mar; “con buena mar sobran patrones…”.
Estábamos a mediados de abril y tenía que estar listo para embarcar en alguna isla del Caribe el 2 de mayo, no tenía mucho tiempo para prepararme, organicé la agenda de trabajo como pude, y como no, convencí a mi compañera de aventuras de los últimos 30 años y madre de mis hijos, Ampa, para que se viniese a vivir lo que sería una de las experiencias más bonitas de nuestras vidas.
2.Preparando la travesía.
Teníamos poca información sobre la travesía, la duración de la misma, el puerto de salida y de destino, y todo apuntaba a que la improvisación iba a ser la estrella de la travesía. Todo un reto para nosotros que somos muy organizados y planificadores.
Tuvimos una sorpresa muy agradable, unas semanas antes de partir, Gisela, una compañera en alguna regata Turkana, nos confirmaba que se apuntaba a la aventura, ya no estábamos solos, y a Ampa le hizo mucha ilusión que viniese otra chica. Una compañera ideal para este tipo de viajes, Gisela es una chica curiosa, agradable y muy sociable, le encanta la fotografía y está dispuesta a inmortalizar cada momento de la travesía con su cámara de fotos, con la de video o con el móvil. Esta garantizado que vamos a contar con un gran reportaje.
Para embarcarse en una travesía de esta índole, casi 2.400 millas náuticas hay que tener previsto un presupuesto, aproximadamente 800€ por persona que cubrirá los gastos de alimentación, gasoil, puertos, limpieza e imprevistos, vale la pena presupuestar por lo alto, ya que tienes que prever que vas a estar en la mar más tiempo del inicialmente previsto.
En este tipo de singladuras nunca disponemos de dato exactos sobre los días que durará la travesía, dependemos de las condiciones de la mar y la meteorología, pero es importante planificar los días que estaremos viviendo en el mar. Lo más importante es calcular la cantidad de agua y alimentos que vamos a necesitar. Una media aceptable para calcular los días de travesía es considerar una velocidad media de tu embarcación, en nuestro caso consideramos 5 millas por hora, multiplicarlo por el número total de millas de singladura y dividirlo entre 24 horas, este cálculo es aproximado, ya que no sabemos qué méteo y qué mar nos vamos a encontrar, siempre podéis añadir el colchón, o respeto en términos náuticos, que creáis conveniente. Para calcular el agua que necesitaréis estimad dos litros por persona y día, os podéis quedar sin comida y sobrevivir, pero sin agua es imposible, hay barcos que cuentan con potabilizadora, como el Zulú, pero también se puede averiar,
Con respecto al gasoil, es importante que halláis calculado antes de la travesía el consumo hora de vuestro barco en distintas condiciones de navegación, con mar de proa y en calma chica, será un estimado, así que tenéis que llevar siempre combustible de respeto. Para calcular el número de horas de navegación total utilizad el método anterior; número de millas totales de travesía multiplicado por 5 millas por hora de velocidad media.
Otro aspecto importantísimo es cómo vais a comunicaros con tierra en medio del océano. Depende en gran medida de la instrumentación de tu barco, no estamos hablando de llamar por teléfono a casa, qué también, me estoy refiriendo a información de seguridad en el mar, de primera necesidad para todos nosotros, y la méteo es lo primero que necesitaremos saber para trazar nuestra derrota y llegar sanos y salvos a puerto, tenemos que evitar a toda costa meternos de bruces en una borrasca o en un huracán. Lo ideal es contar con sistemas satélite para obtener la información meteorológica y avisos a navegantes como son el NAVTEX o INMARSAT, además de un buen radar y sistema AIS de identificación de embarcaciones y una radio de onda media corta.
Antes de zarpar tenemos que preparar la derrota que queremos seguir, la ruta teórica, y contar con cartas de navegación de la zona por donde vamos a navegar. Con toda seguridad las condiciones meteorológicas harán que nos apartemos de nuestra ruta teórica, pero nos sirve de buena referencia y nos permitirá ir haciendo cálculos horarios durante la travesía. Actualmente existe software, tipo Navionix, donde puedes trazar la ruta y dejar constancia de tu estela, solo necesitas un ordenador con conexión GPS, es un sistema muy práctico y que te permite conocer las millas reales que vas haciendo, los desvíos con respecto a la ruta inicial, y te da soporte para calcular tiempos y velocidades medias, así como consumos de gasoil.
Con respecto a las comunicaciones con tierra, una de las preguntas que nos solían hacer casi todas las personas con las que comentábamos que nos íbamos a embarcar en esta singladura, era qué haríamos si nos sucede algo en medio del océano, donde no llegan los helicópteros de salvamento por falta de autonomía de vuelo y pueden pasar días sin ver la otra embarcación. La contestación es sencilla, aunque no es muy tranquilizadora, en estos casos solo puedes enviar un mensaje de socorro por todos los medios que tengas disponibles; la radio de onda corta, VHF, el teléfono satélite y conectas la radiobaliza, esta última envía información de tu posición a salvamento. Esperas confirmación de que alguien te ha escuchado tu mensaje de socorro y a esperar a que llegue la ayuda, nunca conoces el tiempo de respuesta, así que no te olvides de contar con agua y alimentos. Esta aventura no cuenta con los medios de las grandes competiciones de vela o reportajes que vemos por la televisión, en esos casos es habitual que les acompañen barcos nodriza de refuerzo que les proporcionan ayuda 7/24.
A la hora de preparar vuestra travesía tenéis que optimizar el equipaje, un barco tiene un espacio reducido, con lo cual tenemos que llevar un equipaje limitado y ajustado a las distintas situaciones que podemos encontrarnos durante nuestro viaje.
El equipaje tiene que ser lo más ligero y pequeño posible, maletas sin ruedas, ya que se estiba mejor y además no daña el suelo de la embarcación. Tienes que considerar varias situaciones climatológicas, días de calor y sol y días de frio y lluvia. Lo imprescindible es contar con uno o dos equipos de agua, ropa térmica, polares, guantes, gorro, botas de agua, calzado cómodo y seguro para cubierta tipo náuticas, y además, ropa para cuando la méteo nos de un respiro y nos permita disfrutar de un día soleado, o de una de esas noches repletas de estrellas con las que nos obsequia el mar abierto y que tan pocas veces vemos en las ciudades.!
En materia de seguridad es imprescindible llevar arnés y línea de vida, un par de luces frontales para poder trabajar con las dos manos libres por la noche, guantes de trimado, y no os olvidéis de una buena protección solar y gafas de sol, si las gafas pueden ser polarizadas mucho mejor, ya que protegen bastante más las retinas.
El capítulo del botiquín es otro de los que vale la pena prevenir antes que curar. Los barcos tienen que llevar un botiquín absolutamente regulado por ley, y que incorpora cosas tan variopintas como agujas, material para entubar o analgésicos, el problema es que, salvo que seas médico, no sabes como utilizar parte de este material, no obstante en caso de necesidad, existe un servicio médico de apoyo por radio donde un profesional te da instrucciones, contamos abordo con unos manuales donde se tipifican distintas casuísticas y zonas del cuerpo mediante letras y números, de esta manera se facilita mucho la comunicación el médico y la persona que va a atender al enfermo o accidentado. Salvo que navegues en tu barco, o lo hayáis revisado con anterioridad al viaje, nunca sabes que te puedes encontrar y los medicamentos que pueden estar caducados. Nosotros llevábamos antibióticos, pomadas para los traumatismos y en general pastillas para cubrir los riesgos de golpes, dolores varios, gastroenteritis, acidez, mareo,… Además, teníamos la suerte de contar, por casualidad, con tres médicos entre la tripulación.
Y por último pero fundamental, visitad y revisad la embarcación antes de zarpar, de la veleta a la quilla, siempre con tiempo suficiente para prepararla para la travesía, las sorpresas en la mar no son bienvenidas.
La preparación es la clave del éxito.
Texto de Tony Climent
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