DIARIO TRAVESÍA TRANSATLÁNTICA 2014
St.Thomas (Virgin Islands)-Sao Miguel (Islas Azores) 2 de Mayo al 21 de Mayo de 2014
IV. El espíritu marinero.
Antes de entrar en lo que ha sido nuestra singladura quiero hacer una reflexión sobre el espíritu que hay que conseguir en una embarcación para tener una travesía agradable y llena de buenos recuerdos.
Un barco es un sitio reducido que va a ser compartido por varias personas, en nuestro caso siete, que muchas veces no se conocen previamente. Tenemos que venir mentalizados de que todas las personas no son como nosotros, ni tienen nuestros gustos, ni nuestras ideas, ni nuestras necesidades.
Para que la química funcione y tengamos una buena travesía es importante embarcar, además de nuestro equipaje, una mochila cargada de respeto, tolerancia, humildad, disciplina y trabajo en equipo.
Vamos a tener que ser disciplinados con los horarios, guardias y responsabilidades que se nos asignen como miembros de una tripulación. Pensar en los demás a la hora de compartir alimentos y agua, tener en cuenta las distintos talentos de cada uno de nosotros, de manera que saquemos lo máximo de nuestra tripulación.
Gestionar nuestras emociones de manera positiva, surgirán pequeños conflictos, habrá gente que colaborará más y otra gente menos, que no querrá asumir responsabilidades o quizás que no quiera aceptar la disciplina necesaria para que el equipo funcione. Son muchos días y situaciones no nos faltarán, eso sí, es fundamental que los tratemos como lo que son, situaciones aisladas y no magnificar.
Hablando se entiende la gente y siempre es un aprendizaje para futuras ocasiones.
Hay que entender que una embarcación es un hogar, pero no el tuyo exclusivamente, es un hogar compartido con el resto de tus compañeros, y además, también es un lugar de trabajo, hay que hacerlo confortable, mantenerlo limpio, cuidarlo y respetarlo.
Somos un equipo y hay que embarcarse con muchas ganas de divertirse y trabajar, venir dispuesto a poner toda la carne en el asador para que las cosas funcionen.
Está en nuestras manos que las próximas semanas sean una experiencia preciosa o un infierno. En términos marineros, todos tenemos que cazar y lascar según las circunstancias, necesitamos un tiempo de adaptación, pero gracias a la voluntad de todos se puede conseguir un ambiente fenomenal y una experiencia inolvidable.
“La vida es un espejo; lo que das a los demás es lo que recibes
Hablamos con el patrón del Zulú por teléfono, Diego, un chico argentino que llevaba muchos años residiendo en Barcelona y que patroneaba el Zulú desde hacía unos meses por el Caribe. El nos indicó donde esta el Zulú.
El Zulú es un gran barco, casco de acero, 20 metros de eslora, bien pertrechado de trapo, cuenta con un mayor de tres rizos, génova, yanqui y trinqueta. Tiene las comodidades de un barco para grandes travesías, dos congeladores, dos generadores, nevera y potabilizadora de agua. Es un barco cómodo y marinero,consistente y seguro.
Sábado día 3 de mayo
Aprovisionando el Zulú, hacer la compra para una travesía siempre es complicado, y más cuando no conoces los gusto del resto de la tripulación. Hay que intentar consensuar y que todos estén contentos.También hay que pensar en lo que cocine¡aras al principio, ya que los productos perecederos se van estropeando…y ademas cuentas con un espacio reducido …asi que no es tarea fácil.
Domingo día 4 de mayo
“A son de mar”.
A las 1500 l 18º 45,1N
L 64º 26,4W Re: 54º
A las 09:33h de la mañana nuestro barco estaba a Son de Mar, argot marinero; pertrechado y listo para hacerse a la mar, exactamente a esa hora largamos amarras y pusimos proa rumbo a los islotes que conforman las Islas Vírgenes buscando mar abierto. Los pasos eran estrechos y con bajos peligrosos, el viento racheado y rolando, la pantalla quemada del reloj de sonda no nos dejaba ver los metros de profundidad, Diego conocía esos mares pero por si acaso me fui a proa con Ampa para avisarle si divisaba algún bajo o roca en nuestra demora. Sorteamos St. James, St. Jones, Sandy Key, Tórtola y por último Anegada, la isla más plana de todas ellas y la despedida de tierra firme durante varias semanas. Ya en mar abierto pusimos proa hacia las Islas Azores en Portugal, 2.375 millas náuticas de travesía nos esperaban.
Cuando el barco estaba estabilizado y en mar abierto el patrón compartió con toda la tripulación el cuadrante de turnos de guardia para organizar el trabajo a bordo, los equipos se organizaron en función de la experiencia previa en navegación, los más expertos con los menos expertos, de manera que se formarán parejas de trabajo equilibradas en pericia y experiencia en el mar. Hacíamos guardias individuales de dos horas durante el día, y a partir de las 23,00h en parejas cada tres horas.
Todos participábamos en todas las tareas, trimado, trazado de rumbos en la carta y diario de abordo, después de cada guardia teníamos que anotar todos los datos relevantes; rumbos de aguja, verdadero y de destino, velocidad efectiva del barco, intensidad y dirección del viento, tamaño y dirección de las olas, distancia recorrida desde la última guardia y posición al cierre del turno. Un estilo de vida muy organizado, con tintes marciales pero eficaz, nos gustase o no era la única manera de poder seguir adelante con nuestra travesía en caso de tener problemas con la electrónica. No todos disponíamos de los mismos conocimientos sobre la navegación, así que aprovechábamos las guardias y momentos libres para ayudar o enseñar a los compañeros que necesitaban ayuda, o que querían aprender a navegar a vela.
Las guardias de la noche fueron tranquilas, una media de 6 nudos de velocidad, vientos entre 10 y 14 nudos de NE / SE, y rumbo 53º, directos a la Isla de San Miguel (Punta Delgada) en las Azores. Teníamos un desvío de aguja de casi 70º en negativo, lo que nos obligaba a tomar lectura con mucha frecuencia y llevar la rueda con el piloto automático según el rumbo electrónico de nuestra bitácora.
Lunes día 5 de mayo
A las 15:00 20º 03,6´N
L 62º 39,6´W Re 53
Cambio USO horario +1h
La vida a bordo se iba organizando con fluidez, nos íbamos acostumbrando al barco y el Zulú a nosotros también.
Buen tiempo gracias a un anticiclón en nuestra latitud. Aprovechamos para disfrutar de las comodidades en nuestra embarcación, tomar el sol, hacer fotos y cocinar con cariño.Llevábamos una media de unas 150 millas diarias.
A las 16:00h cambiamos por primera vez en la travesía el uso horario, era el momento de descontar una hora a nuestro reloj de bitácora. Cada 15 minutos de longitud, unos tres días según nuestra velocidad media de crucero, tendremos que adelantar una hora el reloj para ir ajustándolo con la hora local por donde vamos navegando, y así lo hicimos con exquisita disciplina durante toda la travesía hasta llegar a las Azores.
Tener claros los conceptos de barlovento (zona del barco por donde viene el viento) y sotavento (zona de barco por donde sale el viento) es fundamental en el mundo del mar. Estos conceptos se utilizan tanto para tan cosas importantes como; saber quien tiene prioridad navegando a vela, o en el mundo de las regatas, “ganar barlovento” es la estrategia que todo regatista utiliza para desventar al contrario y dejarle el “viento sucio” como decimos los marinos. Esta misma estrategia es la que utilizó el pirata Nelson, a las órdenes de la corona británica, para acabar con la flamante armada invencible española.
Saber donde tenemos barlovento y sotavento no solo es importante para las grandes gestas en el mar, sino también para cosas del día a día, por ejemplo por que borda tirar la basura, vomitar en caso de mareo y todos los ejemplos que os podáis imaginar relacionados con tirar por la borda sólidos o líquidos.
Tuvimos una buena guardia, viento de largo de 14 nudos, trimamos las velas y nos apoyamos con un poco de motor para no bajar de 6 nudos de velocidad…
Continuara…..
Texto de Tony Climent
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