Aprovechamos las vacaciones de Semana Santa para repetir por tercera vez la oportunidad de conocer algo más de las tierras por las que serpentea el Canal de Midi en su recorrido desde el Mediterráneo hacia el Atlántico en el Sur de Francia.
Esta colosal obra de ingeniería que el genial Pierre Paul Riquet diseñó allá por el siglo XVII y en la que empeñó su vida y su fortuna .Es hoy una reliquia arquitectónica que nos permite disfrutar del diseño de sus esclusas y poner a prueba nuestra pericia marinera en el manejo de las barcas con las que se navega por estas aguas. Las puede manejar cualquiera, podemos parar en el sitio que nos apetezca solo debemos recordar dos cosas: los horarios de las esclusas (en esta zona por suerte hay escluseros que a veces echan una mano con las amarras) y la velocidad de crucero: a 3 Km/hora. Los nervios y las prisas debemos dejarlos en la maleta.
Pero además desde el canal se nos abre una ventana al mundo de la campiña francesa con sus vides, sus pueblos legendarios, sus campos de trigo y girasoles, los plátanos milenarios que majestuosos hunden sus raíces en las aguas del canal .
Recorreremos el canal a bordo de una cómoda embarcación que más recuerda a una casa por lo espacioso de los camarotes, los baños con ducha, la cocina completamente equipada con horno, nevera, y una coqueta vajilla, un amplio comedor interior y dos magnificas cubiertas desde donde también podremos gobernar la embarcación , contemplar el paisaje o disfrutar de una comida casera.
Este año nos acompañan de nuevo nuestros pequeños marineros Joaquín y Alejandra y es que este es un viaje ideal para hacerlo con niños. Cualquier edad vale. La primera vez que vinimos tenían 5 meses y dos años cada uno a su manera disfrutó de lo lindo: Joaquín sesteaba en su hamaquita viendo pasar los plataneros sobre su pequeña cabeza y Alejandra colaboraba afanosamente en las esclusas aunque se despistaba eso sí jugando con otros niños y recogiendo flores. Este año tenemos la suerte de que ya montan en bici así que dedicaremos mucho rato a recorrer los senderos que corren paralelos al canal y a visitar algún pueblo cercano, alguna finca donde hacen vino,… las posibilidades son infinitas y los niños disfrutan cada momento del día. Por suerte caen rendidos y por la noche podemos disfrutar de una cena estupenda con unas ostras fresquitas recién compradas, un magret de pato vuelta y vuelta y un vino tinto excelente.
Llegamos hasta aquí en coche desde Barcelona. La base de Le Boat está a tres horas, en Portcassafiere.
El recorrido que hemos decidido será primero Midi y luego vuelta y hacia el mar Étang du Thau.Hacemos el check in, el barco reluce.
Todo está listo para zarpar, la compra en el Carrefour cercano a la marina ya está guardada, las bicis en la popa, los marineros listos… nos vamos ¡!
Solo tenemos una obligación: disfrutar, pero eso si, a 3 por hora. Me parece que ya no quedan cosas en el mundo que se hagan a esta velocidad. Hay que dejarse llevar por el ritmo que marca el canal, disfrutar de su calma, de la paz que se respira…
Recorremos las marismas de La Camarga, los caballos hunden sus patas en el agua mientras comen, coquetean con las garzas, el sol se refleja en el agua y dibuja sus siluetas en una maravillosa acuarela.
El mar es aquí amarillo, del color de las flores que forman un manto que se pierde en el horizonte. No se oye más que el ruido de las ramas de los arboles, huele a flores, la vegetación está plena en esta primavera soleada.
Hacemos una primera parada para hacer fotos a los caballos y en bici recorremos la orilla del canal, nos cruzamos con patinadores, con gente haciendo footing, paseando, a caballo, en bici… es una delicia.
Vuelta al barco aprovechando la hora de cierre de las esclusas (12.30-1.30), preparamos la comida.
C/ Antonio Flores 1 28004 Madrid
+34 91 591 34 52
C/ Calabria 160 08015 Barcelona
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